Tomaz Humar y la Sur del Annapurna




Tomaz Humar frente a la cara Sur del Annapurna.
Foto: Col. Tomaz Humar

El 28 de octubre, Tomaz Humar ascendía en solitario y en estilo alpino una de las caras más comprometidas del ochomilismo, la Sur del Annapurna, una vertiente que no hace concesiones a los amantes ocasionales. Hubo bastante silencio al respecto e incluso el mismo alpinista esloveno no tenía del todo claro en que había consistido su aventura. Hoy ya puede decir que abrió una nueva ruta en solitario en la montaña más peligrosa del Himalaya.

La ruta discurre por el flanco derecho de la vertiente, tierra virgen desde los 7.500 metros hasta alcanzar la cima Este (8.047 m). De este modo, Humar completa una de las ascensiones más significativas de los últimos tiempos, en un área de la pared que sólo ha sido escalada en una ocasión. Fue la cordada polaca de Hajzer y Kukuczka en 1988. Tras las averiguaciones se ha concretado que las dos rutas son completamente independientes, cruzándose tan sólo en un punto, sobre la plataforma de hielo en la que Humar estableció su primer vivac, a 5.800.

"He escalado una nueva ruta en estilo alpino puro sin saber que otro equipo había escalado la pared en 1988 muy cerca de por donde yo ascendí", aclara Tomaz. "Fueron dos días de trabajo, incluyendo ascenso y descenso, en condiciones terribles. Durante todo septiembre el clima fue extremadamente lluvioso, se depositó mucha nieve en la montaña y tan sólo hubo un par de cortas ventanas".

Cuando Humar comenzó a escalar, el viento que soplaba desde el Norte-Noroeste -llamado Jet Strean- se hizo insoportable, alcanzando velocidades de hasta 150 kilómetros por hora. "En 1997 este tipo de viento fue el culpable de la muerte de mi compañero Janez Jeglic".




La ruta de Humar hasta la cumbre Este.
Foto: Col. Tomaz Humar
La escalada
La ascensión comenzaba el 24 de octubre, y a Tomaz le acompañaba su amigo Jagat Limbu. Ambos cruzaron el glaciar para salir a una zona de escalada sobre mixto, bajo el muro principal situado a 5.800 metros. Allí decidieron establecer su primer vivac, permaneciendo encerrados en la tienda debido al viento y a ciertos problemas estomacales. Tomaz no estaba bien aclimatado, sólo había ascendido el Tharpu Chuli (5.960 m) y no había dormido por encima de los 5.300, algo que se demostró insuficiente.

El día 26, Humar, regresaba al trabajo. Sin arnés, casco ni cuerda, salía del vivac a las 6 a.m, llevando algo de comida, gas y lo suficiente para establecer otro vivac. "Sólo cogí lo imprescindible y le dije a Jagat que descendiese sin mí si tardaba en regresar". A las 3 p.m. finalizaba su jornada, comenzando a cavar un hoyo a 7.200, su segundo vivac, donde pasó otro día completo para culminar su aclimatación. "Durante ese tiempo el viento fue realmente fuerte".

El día 28 la alarma volvía a sonar a las 6 de la madrugada."No había dormido nada. Había estado esperando y esperando a que fuese un buen momento para salir. Aunque el cielo estaba despejado el viento era increíblemente duro... y frío". Tomaz había sido advertido de no intentar la ascensión si el Jet Stream pegaba fuerte, pero la cabezonería le pudo al sentido común. "Después de dos horas alcancé la arista Este, a 7.500, justo por donde pasaron Loretan y Joss en 1984. Y otras dos horas después la cumbre estaba al alcance de su mano. "En aquel momento el viento se mostró más intenso, y a medida que ascendía, la caída de nieve y hielo ponían muy peligrosas las cosas. El riesgo de avalancha era extremo". Sin embargo, algo debió ver la montaña en Tomaz, algo que le hiciese pensar que el alpinista, sólo, con pocos medios, casi abatido, no se iba a rendir. "A las 3 p.m. me encontraba de pie en la cumbre Este. Di gracias a Dios, recé, estaba a salvo". No quiso continuar hasta la cumbre principal, aquella que hollará en 1995, su primer ochomil.

Cuando inició el descenso se puso en contacto con Jagat, quien se puso realmente contento de escuchar a su amigo. "Había estado orando por mi desde hacía muchas horas".

La bajada fue otra tortura. Hambriento, exhausto, sin bebida, sin encontrar la ruta, perdido... estableció un vivac a 7.200 metros y escribió un mensaje: "Bendecido. En el vivac. Nueva ruta establecida por encima de los 7.500 metros. El viaje más largo de mi vida. Todo va bien".

El 2 de noviembre llega a Kathmandú. Se reúne con Elizabeth Hawley y Richard Salisbury y durante cuatro horas observan las fotografías y preparan el informe oficial, aunque muchos detalles aún se les escapan. Acaba de añadir otra guinda a sus 20 años de montaña, de actividades de calidad, de aventura con estilo y de sueños.

FUENTE: www.desnivel.com 

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