Técnicas de auto rescate con equipo disponible
En terreno muchas veces los accidentes no son tan graves como para pedir ayuda externa, y en el caso de que lo sean pero estando lejos de esa posible ayuda, es necesario conocer algunas técnicas que nos permitan rescatar a un participante de nuestra cordada utilizando simplemente nuestro equipo normal que llevamos en nuestras salidas a la montaña.
Hay muchas técnicas diversas, pero nos vamos a enfocar solo en un par de ellas, que son de las más eficientes en relación a la comodidad del rescatado y la capacidad de caminar del rescatador.
Técnicas uno a uno
Estas técnicas son para movilizar a un herido por una sola persona.
Al estilo Caballito:
Clásica técnica donde la víctima es llevada en la espalda del rescatador. Útil solo para distancias cortas por lo incómodo de la posición, por ejemplo para estando cerca de los vehículos.
Mochila vacía:
Esta técnica es muy útil en salidas más largas, ya que permite llevar a un herido durante distancias más extensas sin cansarse demasiado.
Una forma de usar esta técnica es vaciar completamente una mochila grande (debe ser de buena calidad para que resistan las cintas) y apretar todas las cintas para que no molesten, luego se estiran completamente las cintas acolchadas que pasan por los hombros y el herido se pone la mochila dada vuelta pasando las piernas por la parte interna de las hombreras acolchadas, y el rescatador se pone la mochila y herido como si fuese una mochila normal, pero por la parte delgada de las hombreras, teniendo cuidado de poner ropa debajo de los hombros para dar acolchado. Luego levanta el herido y este queda sentado en la espalda del rescatador, apoyado en las partes acolchadas de las hombreras de la mochila y el rescatador puede caminar cómodamente.
Otra variante, que puede ser más cómoda dependiendo de cada uno, es nuevamente vaciar completamente una mochila grande y apretar todas las cintas para que no molesten, luego se estiran completamente las cintas acolchadas que pasan por los hombros y el herido se pone la mochila para el lado correcto, pero pasando las piernas por la parte interna de las hombreras acolchadas y por fuera de la riñonera. Luego el rescatador se pone la mochila en forma totalmente normal, y el herido va a quedar fijo entre la mochila y la espalda del rescatador. Lo bueno de esta técnica, es que la mochila queda más cómoda para el rescatador y puede caminar mejor.
Técnicas dos a uno:
Estas técnicas son para movilizar a un herido por dos personas al mismo tiempo.
Al estilo silla de manos:
En esta técnica dos personas se toman las muñecas en forma alternada creando un cuadrado donde el herido se va a sentar, pasando sus brazos por los hombros de los rescatadores. Esta técnica es útil para distancias no muy largas pues cansa bastante. Puede haber variaciones de la forma de enlazar los brazos dependiendo quien las haga, pero el principio es el mismo.
Dos piolets amarrados:
Esta técnica consiste en poner dos piolets de marcha (rectos) juntos, con las cruces mirando hacia fuera, cuidando que el regatón no sobresalga fuera de la cruz del piolet. Luego se amarran los mangos firmemente, para que forme una estructura sólida donde el herido se vaya a sentar. Se colocan las picas de ambos piolets en cada mochila, justo donde se conectan las cintas del la riñonera y las cintas de las hombreras, y de esa forma el herido se sienta entre los dos rescatadores. Hay que poner algo de ropa para acolchar (puede ser una colchoneta).
Tres pares de bastones amarrados y pasados por un polerón:
Esta técnica es muy buena cuando no hay mochilas grandes (paseos por el día, o de fin de semana en verano) y se puede usar un polerón o una chaqueta.
Primero se cierra completamente todos los cierres, se da vuelta la prenda dejando las mangas por dentro, como tubos por donde se pasan dos pares de bastones. La persona se sienta entre medio de los bastones, dejando los pies por fuera de los mismos y luego se levantan con cuidado y se llevan como camilla. Funciona mejor si se pasan los extremos de los bastones por los tirantes de las mochilas, así el peso recae en la espalda y es más cómodo.
Tres pares de bastones amarrados y pasados por una mochila grande:
Esta técnica es similar a la anterior, pero en vez de usar un polerón, vamos a usar una mochila grande, donde abriremos la parte trasera donde se guarda el saco de dormir, y por ella pasaremos los pares de bastones previamente amarrados, los que saldrán por el otro extremo de la mochila, creando así un asiento más cómodo y resistente para el herido. También se va a sentar al medio de los bastones, con los pies fuera de ellos, uno a cada lado, para quedar de frente a la dirección de caminata.
Técnicas para grupos grandes:
Esta técnica es para movilizar a un herido por varias personas al mismo tiempo.
En esta ocasión, vamos a hacer una camilla con dos mochilas pasadas en oposición, por varios pares (5 o 6 pares mínimo) de bastones amarrados con cordines, los que van a ir a su vez embarrilados con una cuerda, o con cordines y cintas. Los bastones amarrados deben tener una longitud total de unos dos metros como mínimo. Sobre las mochilas, vamos a poner varias colchonetas y algo de ropa, para dar estabilidad y comodidad al herido. Una vez que el herido está en la posición correcta, con su casco puesto, lentes para el sol, y ropa de protección, se abrocha la riñonera que está a la altura de la cabeza (por encima del casco) y se coloca ropa a los lados de la misma, también se puede poner una visera de gorro como parte del collar cervical a la altura de la pera (una buena opción es usar una riñonera de otra mochila como cuello cervical). Hecho esto, se fija al herido a la camilla con cintas y cordines (usando nudos buckles), fijándose que no quede muy apretado y para mayor comodidad se sueltan los cordones de zapatos, se sacan anillos y relojes y de esta manera ya está listo para ser transportado.
No hay que olvidarse de atar una anilla de cinta larga en los bastones por cada rescatador, para que al ecualizarla con la misma altura de el brazo, nos permita descansar el peso en los hombres de vez en cuando, mientras cargamos al herido.
Fuente y fotos: Fernando Fainberg (lee los artículos de Fernando Fainberg en nuestro blog)
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