Patricio Tisalema: “La asistencia a Dawa durante toda la noche, definió que hoy esté vivo”



La última jornada de la temporada premonzónica en la cara norte del Everest trajo consigo cierta polémica a partir del rescate del sherpa Dawa, colaborador de Patricio ‘Pato’ Tisalema en su intento de alcanzar la cumbre del Everest desde el CBA sin oxígeno y en menos de 24 horas. Ese día, tanto el alpinista ecuatoriano como Ferran Latorre dejaron a un lado sus respectivos sueños de hollar la cumbre del techo del mundo para contribuir a salvar la vida del montañero nepalí.

En un primer comunicado en su blog, Ferran Latorre contaba su perspectiva de lo acontecido ese día. Un relato con algunas lagunas en las que se podía intuir cierta negligencia por parte de Tisalema. Ahora es el propio ‘Pato’ Tisalema quien ha publicado un detallado escrito sobre lo ocurrido, desde su punto de vista. Un texto que huye de enfrentamientos y rellena las incógnitas que había hasta ahora en la historia de un rescate en dos tiempos que salvó la vida de una persona que enfermó gravemente y de forma inesperada a 8.300 m.

Reproducimos a continuación el texto del alpinista ecuatoriano:

La asistencia a Dawa a 8300 m durante toda la noche, definió que hoy él esté vivo!

Amig@s se han dado algunos comentarios de diversa índole sobre cómo ocurrieron las circunstancias en el campo 3 a 8.300 m. Ahora que ya estoy en Kathmandú, voy a detallar exactamente desde el momento en que íbamos a salir del Campo 3 a 8.300 m hacia la cumbre hasta cuando llegamos al Campo Base Avanzado de regreso.

Luego de realizar el ascenso desde el Campo Base Avanzado a 6.350 m hasta el C3, de acuerdo a lo planificado, estaba ya en el C3 a 8.300 m donde Rafael y Dawa me tenían listo las provisiones para el ataque a la cumbre. En la carpa Dawa derretía nieve y Rafael me dio unos masajes en las piernas, así como una buena mano de relajantes. Eran ya aproximadamente las 22h30 nepalí cuando empezamos a preparar la salida.

Dawa subiría con 3 tanques de oxígeno y Rafael con 2. La idea es que ellos suban en las mejores condiciones posibles, de manera que podamos ir juntos. Yo subía sin oxígeno. Antes de salir llamé a mi familia a decir que estamos listos y que en unos minutos ya salimos y que les volveré a llamar desde la cumbre.

Bueno, llegó el momento. Primero salió Dawa de la carpa, se estaba preparando afuera. Luego salí yo y finalmente Rafael. La noche lindísima con una luna creciente que alumbraba levemente la Cordillera del Himalaya en lontananza, había poco viento, estaba emocionado todo iba de maravilla y estaba ya con mi gente listos para subir juntos. Rafael decía que yo me voy a adelantar por el impulso que ya traía. Yo decía si acelero lo haré después del segundo escalón. La idea era permanecer juntos lo más posible por cualquier cosa.

Unos instantes antes de salir veo cómo Dawa se desploma sobre la carpa y pienso se tropezó este en la oscuridad de la noche y le pregunto si está bien. Él me responde aturdido: ¡no! Me acerco a ayudarle e inmediatamente él empieza a vomitar.

Yo pensaba que tal vez los últimos esfuerzos lo marearon un poco, cosa que a mí me ha pasado un par de veces y después de unos minutos me he recuperado, sobrepuesto y he continuado. Lo ingresamos a la carpa y lo protejimos. Mientras tanto, Rafael y yo esperábamos que él se recupere. Realmente, en un inicio nunca pensamos que alguien con su aparente fuerza se iba a enfermar gravemente en la última parte de la expedición.

La relación con Dawa desde un inicio fue muy cálida. Así que nunca tuvimos ni un solo roce. Rafael y yo continuábamos afuera más de media hora expectantes que Dawa se recupere, mientras ajustábamos un poco más aquí y allá. Luego entré a la carpa y le pregunté a Dawa cómo seguía, a lo que respondió con voz muy aturdida que no sabe, pero no estaba bien. Fue en ese momento en que empecé a sentir que algo estaba mal.

Ya nos empezamos a enfriar y yo todavía estaba en mi ascenso, con la expectativa de subir entre unas 6 u 8 horas a la cumbre. Pensamos una serie de alternativas. Yo estaba con el impulso de subir, toda mi vida, mi filosofía, mi razón de ser, estaban enfocados en la cumbre y, fuera de este percance, el panorama era ideal. Los más de 2 años de esfuerzo estaban ahí. Estaba listo. Pero luego, nuevamente analizando con Rafael, la mejor decisión era quedarnos con Dawa, no sabíamos qué le pasaba.

Así que volvimos a la carpa y realmente nos dimos cuenta que Dawa estaba mal. Le pregunté si quería oxígeno y me dijo muy entrecortadamente que sí. Yo nunca ni he tocado las válvulas de oxígeno, así que le digo a Rafael que le ponga el oxígeno. Él le atachó la válvula y le reguló una salida apropiada de oxígeno. Sentimos que se puso un poco más estable. Mientras tanto, nosotros estábamos cruzando todas las ideas posibles de qué hacer con respecto a Dawa, en ese momento mi ascenso pasó a segundo plano. Tratamos de establecer un cuadro de síntomas, pero las condiciones de él eran tan malas que no podía respondernos con claridad. Rafael tenía que asegurarse de tanto en tanto que él estuviera bien conectado al oxígeno, que no se asfixie en cada vómito, en limpiar sus vías respiratorias, que esté bien protegido (había más o menos 15ºC bajo cero dentro de la carpa). Pensábamos en edema cerebral, mal agudo de montaña, Rafael inclusive pensó en un surmenaje ( aunque el trabajo de él con nosotros fue relativamente menor al normal de un sherpa con otros clientes)

Habían pasado casi dos horas desde que llamé a mi familia, así que una vez estabilizada la situación, les vuelvo a llamar, les comento que tenemos problemas graves con Dawa y recién se enteran. Unos minutos antes algunos medios habían preguntado a mi hermano sobre mi ascenso y él instintivamente dijo: debe estar ya a unos 8.500 m, calculando que para él nosotros salimos hace dos horas. Les comento que todavía no tenemos un norte fijo sobre lo que va a pasar, yo todavía tenía esperanzas de subir, que Dawa se recupere y se quede bajo los cuidados de Rafael y, bueno, diferentes pensamientos desfilaban en mi mente. En fin, digo a mi familia que les llamo luego cuando ya tengamos algo más claro.

La presión sobre mi era muy fuerte, la desición estaba tomada: “nos quedaríamos con Dawa por encima de todo”. Pero eso no quería decir que no haya más alternativas. Yo quería subir. Pensaba... ¿Qué le digo a toda la gente que está conmigo? Sentía que estaba defraudando a todo mi país. ¿Qué hago? ¡Qué impotencia! ¡Quiero subir! ¡Pero debo quedarme! Algunas veces se me fueron las lágrimas con ese sentimiento tan fuerte de impotencia, Rafael trataba de tranquilizarme. El tiempo seguía pasando. Nosotros seguíamos chequeando a Dawa. Él estaba estable con una mejoría muy leve.

Ya eran las 4 de la mañana y decidimos: ¡Tenemos que bajarle de alguna manera! En ese momento llamo por radio a Lila, el coordinador en el campo base, pero la comunicación es muy pobre por su inglés. Llamo por satelital a Kathmandú a Gasnesh de la agencia y le comento que necesitamos hacer un rescate urgente a Dawa, estamos los 2 solos con Rafael y necesitamos apoyo. Por fin, luego de unas dos horas, Ganesh nos informa que ya suben dos sherpas que Lila había coordinado en el base.

Continuábamos asistiendo a Dawa y este cada vez presentaba un poco más consciencia. Ya amaneció, habíamos pasado toda la noche dando los cuidados necesarios a Dawa, medicinas, hidratación, abrigo, oxígeno, despejando su boca. Cuidados que definieron que Dawa esté vivo hoy.

Él usaba media carpa ya que siempre estuvo en posición fetal. Nosotros estábamos congelados, pasar una noche “no planificada” en el campamento más alto del mundo a 8.300 m en la zona de la muerte, cuidando como a niño a nuestro sherpa, con la preocupación y tensión constante de mantenerle vivo y a salvo. Y yo con una presión, desesperación e impotencia que se me va de las manos mi proyecto, sumado a esto la falta de oxígeno a 8.300 m que se hace cada vez más y más presente cuando se está sin movimiento, y todos estos factores, definitivamente nos dieron una gran paliza esa noche.

Esperábamos que lleguen los sherpas, que a la final nunca habían confirmado que iban a subir. En eso, por radio Lila desde el campo base nos confirma que también están subiendo desde el campo 2 el español Ferran Latorre y su sherpa Retemba. Fue tranquilizador saber que venía alguien.

Posteriormente al ver que Dawa estaba más consciente lo hicimos incorporar por primera vez y, con él ya sentado y conversando, analizamos mejor la situación. Luego de unos veinte minutos que Dawa se recuperó ya llegó Retemba, venía con oxígeno y le aventajó aproximadamente una hora a Ferran. Le ayudamos y preparamos para que Dawa salga de la carpa, se ponga sus botas y Retemba nos dice que baja con él inmediatamente. Aparentemente Dawa continuaba recuperándose, estaba mejor y más consciente. En ese momento tenemos comunicación por radio con Ferran, le digo que Dawa está bajando con Retemba aparentemente bien y, si es así, tal vez podamos subir junto con él esa noche a la cumbre. De esta manera, Ferran me dice que le espere en el C3 para definir cualquier situación.

De todas maneras yo sentía que ya se fue de mis manos mi proyecto. Estaba expectante de ver qué dirección toman las cosas. Ya había pasado unos 45 minutos que Dawa se fue con Retemba cuando oímos un grito, ¡era Ferran! Sacamos las manos por fuera de la carpa, pues pensábamos que Ferran nos gritaba para localizarnos. Él se había encontrado unos 30 metros abajo con Retemba y Dawa, los cuales no habían bajado más que eso, no teníamos vista desde la carpa y nunca les vimos y Retemba no nos había dicho nada, nosotros metidos en la carpa, pensamos que estaban avanzando hacia abajo.

Ferran nos dice gritando desde abajo: ¡Dawa no se mueve casi nada! Necesitamos bajarlo entre todos.

¡Punto final de la expedición! ¡Digo yo! ¡Tenemos que bajar entre todos a Dawa!

¡¡OK!! ¡Ya bajamos! Nos alistamos y bajamos. Moverse a 8.300 m es una tarea muy dura, necesitamos al menos unos 45 minutos hasta preparar todo y dejar los equipos protegidos. Se suponía que nos iban a dar otro sherpa, al menos a que suba a los diferentes campamentos a bajar nuestros equipos. Nunca nos enviaron.

Inmediatamente estábamos listos iniciamos el descenso. Los buscamos en todo lado y no estaban. ¿Cómo puede un enfermo así bajar tan rápido? Llamamos por radio al base y nos informaron que ya están por el C2. Ferran había aplicado una inyección de dexametasona a Dawa, la cual luego de unos minutos le causó un impulso para incorporarse y bajar súper rápido. Cuando nosotros llegamos al C2, los veíamos llegar ya al C1, 700 metros más bajo que nosotros. Continuamos nosotros bajando luego al C1 y luego al base, jamás los alcanzamos.

Una vez en el base, Ferran nos dice que tiene una inconformidad con nosotros. ¿Por qué no bajamos antes a Dawa? Le explicamos que luego de asistir toda la noche a Dawa y además de pasar una tortuosa noche por todo lo que pasar ahí y en esas condiciones representa, Dawa se incorpora por primera vez unos 20 minutos antes que llegue Retemba. La sola idea de sacarlo era mortal.

Era imposible sacarlo entre los dos. Bajar del campo más alto del mundo a una persona que carecía de instinto de reflejo y total movimiento. La idea hubiera sido simplemente descabellada, se hubiera congelado en menos de una hora y nosotros no lo hubiéramos bajado más de 100 metros antes que caigamos totalmente fundidos. Con estos argumentos dejamos allí la conversación.

Unas horas después me llama mi webmaster y me dice que hay noticias en Internet que Ferran ha dicho que ha encontrado a un “sherpa abandonado” y que “él lo ha rescatado”. ¿¿What?? Se me suben los humos al cerebro y digo ahora sí, ¡a este se le sobredimensionó la emoción! ¡Nosotros nos sacamos la madre toda la noche cuidando a Dawa y salvándole la vida! ¿Para que él venga a darse de héroe? Rafael me dice, ¡Tranquilo Pato! Tranquilo. Tenemos que aclarar tranquilamente. ¡Pero él ya puso en el internet!: “Encuentra sherpa abandonado a 8.300m” ¡O sea… cuando él lo encuentra! ¿Nosotros desaparecimos?
¿Nos volvimos invisibles? ¿Qué crédito quiere darse?

Bueno, en la carpa principal me limité a hablar tranquilamente, él admitió su exageración. Aludió que en la altura las perspectivas son diferentes y bueno. El asunto es que él no supo nunca que Dawa recién se había incorporado y que toda la noche él no tuvo capacidad de movimiento, por lo que pensó que nosotros no procedimos a evacuarlo por negligencia y, por este motivo, soltó semejante declaración.

Al final yo no estaba para armar líos, estaba golpeado por todo lo acontecido de manera que llegamos a un acuerdo final y ahí quedó la cosa.


Fuente: www.desnivel.com

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