Entrevista a Ivan Vallejo

Charlamos con el alpinista ecuatoriano, que descansa tras descender del Broad Peak, sobre su futuro en el himalayismo y su papel en la carrera por los 14 ochomiles.

Iván Vallejo, siempre con una sonrisa por bandera y amante del flamenco, nacía en Ecuador, en Ambato más concretamente, allá por 1959. «Me imaginé por primera vez como montañero a los siete años de edad, en mi ciudad natal, una tarde que admiraba la perfección del cono volcánico del Tungurahua. En medio de ese asombro me hacía cientos de preguntas y todas me llevaban a buscar una misma respuesta. ¿Cómo era posible llegar a la cumbre del volcán a través de semejante pendiente?». Esa tarde comenzó a soñar con ser alpinista y mientras el tiempo corría, Iván, combinó la escuela con modestas ascensiones cerca de casa.

Tuvo que invertir todas unas vacaciones de verano para comprarse sus primeras botas. 100 sucres era el precio, 70 lo que había ganado. Así que gracias a su sudor y a la ayuda de su madre, Ivan Vallejo pudo comprarse sus botas, que luego utilizó para ascender el Illiniza Norte, el Tungurahua y el Chimborazo, la cumbre más alta de Ecuador (6.310 m). En aquella cumbre lloró de emoción, práctica habitual en las cimas de Iván, un tipo sin miedo a las emociones.

Su vida fue pasando, conoció a su mujer, con la que tuvo a sus dos hijos Andy y Kamila. Finalizó la carrera de Ingeniero Químico e ingreso en un Instituto para impartir clases de matemáticas. En 2000 lo dejó, convirtiéndose en alpinista profesional y llevando un camino que le ha colocado a la vanguardia de las expediciones en el Himalaya. Este año ha ascendido el Broad, por segunda vez. En su haber ya hay 15 ascensiones a ochomiles, aunque aún le resta uno para completar los 14. Se enfrentará al Dhaulagiri (8.167 m) la próxima temporada.

"Tengo dos principios muy claros: hacerlo con seguridad y en la medida de lo posible disfrutar, disfrutar mucho".

¿Por qué repetir el Broad?
En la medida de lo posible Edurne y yo estamos empeñados en ayudarnos y colaborar juntos para sus ochomiles y para los míos. Por esta razón fuimos juntos al Annapurna y, Dios mediante, estaremos en el Dhaula. Las montañas de mas de ochomil que repetiría, si es que es necesario por alguna razón especial, serian Nanga, Kangchen y Broad (que acabo de hacerlo). La razón concreta del Broad, haber acompañado y apoyado para que Edurne logre su noveno ocho mil. Yo la pase de maravilla.

En 2008 tratarás de completar los 14. ¿Es una idea que te obsesiona?
En absoluto, voy al ritmo necesario para disfrutar cada paso. No estoy carreras ni contra mí, ni contra nadie. Tengo dos principios muy claros: hacerlo con seguridad y en la medida de lo posible disfrutar, disfrutar mucho.

¿Hasta cuándo?
Cuando termine los catorce, voy por otros retos que han quedado hasta ahora pendientes: Los Alpes, Perú, Bolivia, Alaska, Polo Sur, aprender a esquiar, aprender a bailar tango, en fin hay tantas cosas... ventajosamente. Pero no descarto la idea de una vía nueva en un och mil, ese sería para mi un epilogo precioso en las Grandes Alturas

¿Qué te aporta el ochomilismo?
Para mí, ya lo he dicho, escalar montañas ha sido la mayor escuela de vida que he tenido la oportunidad de experimentar. El tema de los ochomiles ha sido como mi Master o mi Postgrado en esa escuela, porque el esfuerzo, el sacrificio, la tolerancia al sufrimiento, la paciencia, el nivel de riesgo se amplifican en estas montañas. Después de estos años salgo enriquecido por estas lecciones, ojalá con los elementos necesarios para mejorar un poco más como ser humano.


¿Qué ha significado para ti colaborar con Al Filo de lo Imposible?
Creo que como para muchos, siempre he admirado el trabajo y la gente de Al Filo, comenzando por Sebastián Álvaro y pasando por todo el equipo humano que ha participado y participa en los proyectos. La primera vez que fui invitado a participar en el Nanga, la verdad, no cabía en mi tanta felicidad y tanta emoción. Ahora, ya estaba muy claro que me lo había ganado a partir de mi participación en los Gasherbrum como un obrero mas en la ascensión de Edurne a los dos G’s.

Me he sentido muy halagado de ser parte del equipo de Al Filo y he aprendido mucho sobre el tema de como se llevan adelante proyectos de ese tipo y de esa magnitud. Por otro lado la estupenda opción de conocer más gente, maás colegas, en la misma onda de ser soñadores y conquistadores, aparentemente, de lo inútil, por parafrasear a Terray.

¿Qué echas en falta en alpinismo actual?
Aquellos monstruos que siempre admiré: los Messner, los Kamerlander, los Kurtyka, los Wielicky, los Kukucza... toda esa pléyade se súper dotados y a la vez seres humanos comunes y corrientes como cualquier mortal.

¿Cuál crees que es el futuro del himalayismo?
Irá encaminado más hacia lo comercial y menos, mucho menos, hacia el fair play. Ojalá me equivoque, es más, pido al Cosmos equivocarme todo lo que sea posible.

Fuente: http://www.desnivel.com/deportes/alpinismo/object.php?o=16003 

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