En la primera semana del mes de enero del 2012, Roberto Morales quien colabora en ventas para Tatoo Adventure Gear Ecuador y Nicolas Navarrete, embajador Tatoo realizaron varias actividades en la Sierra Nevada del Cocuy, en Colombia, destacando entre ellas la primera repetición de la ruta Tierra de Cóndores en la pared Nor-Oriental en el Ritacuba Blanco. Cabe anotar que esta importante escalada fue nominada para los piolets de oro en el 2010 luego de su apertua.
El primer ascenso de esta ruta fue realizado en el año 2010 por el venezolano Iván Calderón, los italianos Simon Kehrer y Helmut Gargitter, y el Colombiano Fernando González Rubio, quienes permanecieron siete días en la pared, abriendo así el big wall más difícil en territorio Colombiano, con una dificultad de 7a+y 800m de recorrido de pura escalada alpina.
La expedición ecuatoriana estaba integrada por Nicolas Navarrete, Roberto Morales y Estefanía Bravo, quienes después de un largo viaje por tierra, llegarían al sector de la Sierra Nevada del Cocuy en Colombia, permaneciendo allí más de dos semanas realizando varias escaladas de toda clase.
Los tres integrantes tras una larga jornada de acercamiento, establecieron el campo base en la laguna del Avellanal, donde estuvieron escalando varias rutas. Tierra de Cóndores fue la primera en ser atacada.
El primer intento fue de reconocimiento y “calentamiento” con el fin de acoplarse al tipo de roca y escalada tan peculiar del sector, pero el mal clima solo les permitió subir los primeros 100m de pared. Después de haber descansado un día y en espera de un cambio en las condiciones climáticas, realizaron un segundo intento, este sí con el fin en mente de llegar hasta la cima.
Roberto y Nicolas empezaron el 31 de diciembre muy temprano en la mañana, caminando una hora hasta la base de la ruta por una expuesta morrena, donde las primeras luces del día los recibían acorde a lo planeado. Los primeros tres largos los escalaron muy rápido ya que los conocían, y fue al final del último de estos donde decidieron dejar gran parte del equipo para alivianar peso. Los siguientes 10 largos serían los más duros, con una continuidad tremenda de techos, extraplomos y paredes verticales, los cuales se iban complicando técnicamente cuando el cansancio ya empezaba a sentirse. A mitad de camino decidieron dejar la única bolsa de dormir que llevaban con ellos, obligándolos a sí mismos a salir de la pared ese mismo día o bajar. En ese momento tomaron toda el agua posible y comieron casi todas sus provisiones, hasta llegar a la reunión número 15, donde la pared se ponía significativamente más fácil, pero el fuerte invierno la tenía cubierta con nieve, así que tomaron la decisión de abandonar el intento y emprender un largo descenso de rapeles hasta llegar a la base de la ruta. Muy agotados pero muy contentos tras haber escalado la gran mayoría de la pared y claramente la parte más bonita y dura de ella, los dos escaladores llegaron al campo base.
Después de un par de días de descanso y boulder en los alrededores del campamente, las mentes de estos jóvenes se enfocarían en el Ritacuba Negro, más precisamente en su arista Nor-Oriental con más de 600 metros de desnivel y una dificultad de 6a. En esta ocasión Estefania se uniría también a la cordada. El acercamiento a la ruta no fue nada fácil, pues les tomó casi dos horas por medio de arenales y piedras muy sueltas hasta llegar a ella. Ya en la ruta, se encontraron con un par de inconvenientes. El primeo era la acumulación de nieve en la pared que era totalmente inusual, dificultándoles los avances en los tramos más fáciles, y en segundo lugar la incertidumbre de estar o no en la línea correcta, ya que les habían dicho que habían muchas cintas de rapel, y desde cierto punto nunca más las lograron ver. Tras varias horas de escalada llegaron al largo 11, donde Nicolás y Roberto continuaron en simultáneo hasta llegar a la antecumbre, donde la nieve ya no les permitió seguir. El descenso fue bastante comprometido ya que tuvieron que desescalar gran parte de la pared, debido a la falta de anclajes y grandes posibilidades de que la cuerda se trabe, pero justo con la última luz del día, lograron tocar tierra firme.
Otros dos días más fueron necesarios para que recuperaran fuerzas y decidieran realizar un último intento a Tierra de Cóndores en un puro estilo “andino”, lo que significaba lle
var un par de litros de agua, un poco de comida y una chaqueta cada uno. De esta manera el 6 de Enero empezaron aun más temprano que
en su primer intento días atrás, escalando los primeros largos a la luz de la luna y con mucho frio. Cuando llegaron las 12 del medio día, ya estaban en el punto más alto que habían alcanzado anteriormente. Las condiciones de la pared eran un poco mejores, así que decidieron continuar los 4 largos restantes, los cuales no presentaban grandes dificultades técnicas, pero si eran muy delicados por la cantidad de rocas sueltas y abundancia de nieve sobre ellas. A las 3pm, Nicolas y Roberto finalmente alcanzaron el punto más alto de la ruta. Un problemático descenso les esperaba, con trabadas de cuerda, mucha fricción en los rapeles y piedras volando por todo lado, Sin embargo a las 8 de la noche ya estaban de vuelta en el campo base comiendo unos ricos fideos que Estefanía tenia preparados para ellos.
Al siguiente día, regresarían a la parte occidental de la sierra, donde culminarían la expedición con la escalada del Ritacuba Blanco por su ruta normal, la cual no era muy complicada pero si era muy hermosa, y finalmente la ruta directa (TD-) de su vecino el Negro, este si un poco más exigente con escalada mixta y nieve un poco más empinada.
Estefanía, Nicolás y Roberto luego de su ascención al Ritacuba Blanco por la ruta normal
Texto y fotografías: Roberto Morales