La Vuelta al Cotopaxi: Una Carrera Épica

 

Si hubiera alguien que a fin de año premiara la los mejores eventos deportivos, pues definitivamente la Vuelta al Cotopaxi sería un serio candidato en la Categoría Mountain Bike.  Para muchos la Vuelta al Cotopaxi es la mejor carrera del año, la más esperada, y este año, también fue la más dura.  

Aunque Noviembre se caracteriza por el comienzo de un buen clima en la Cordillera Oriental, y por lo tanto el idóneo para aventurarse hacia las montañas de esta Cordillera, el frente frío que llegó del Norte ha causado bajísimas temperaturas y altas precipitaciones en todo el país.  Todos nuestros páramos han recibido gran cantidad de lluvia y las montañas más altas se han llenado de nieve.  Esto hasta cierto punto ha sido bueno ya que los humedales, fuentes de agua, están cargados y los glaciares han recibido mucha comida. 

Pero para los corredores de la Vuelta al Cotopaxi la historia no fue muy agradable, sobre todo el primer día de carrera, el sábado 20.  La mañana empezó hermosa, ese viaje de Quito hacia el lugar de partida fue algo espectacular.  El aire completamente limpio, la lluvia de los días anteriores limpió todas las partículas de polvo del ambiente.  Los cerros despejados y mostrándose hermosos.  La mayoría de los cerros negros estaban de blanco gracias a las nevadas, y los cerros blancos, estaban completamente cargados de nieve y hasta bien abajo.  Salió el sol y la mañana se calentó inmediatamente.

Esto hizo que muchos corredores se confiaran del clima y dejaran mucha de su protección en el auto en lugar de llevarla a la carrera.  Pero las nubes no demoraron en cargarse y antes del medio día ya estaba granizando en Limpiopungo, cayendo un torrencial aguacero en los orígenes del Río Pita, y nevando en el paso más alto (4100 msnm) del primer día de carrera.

Obviamente todos los ciclistas sufrieron mucho por el clima.  Pedalear a 3 grados centígrados, con sensaciones térmicas de 0 grados centígrados, con lluvia, a casi 4000 metros de altura, y llevando puesto tan solo un short, un jersey, y talvez un rompevientos; era una situación con diagnóstico reservado.   Para muchos el objetivo de ganar, o mejorar su tiempo, o ganarle a algún amigo, ó simplemente llegar,  se transformó en un objetivo de supervivencia.

La montaña estaba dando una lección.  Si bien es cierto acá en Ecuador tenemos la suerte de tener a las montañas a un paso, esto no significa que aventurarse a la montaña deje de tener un riesgo.  A la montaña hay que dirigirse con respeto, en el sentido de ir SIEMPRE bien equipado, con lo necesario para sortear climas y condiciones severas,  preparado física y mentalmente, preparado para lo inesperado.

La Vuelta al Cotopaxi no es una carrera común y corriente, es una carrera de altura que pasa por lugares inhóspitos, y muchos de ellos inaccesibles.  Es un lugar que debido, justamente, a su altura, clima e inaccesibilidad se ha conservado casi totalmente intacto, y debemos hacer todo lo posible por mantenerlo así. 

Es un verdadero lujo pedalear con otros 400 ciclistas por casi 70km en uno de los páramos y montañas mas lindas del país y del mundo.  Y al tiempo que sucede eso, alguien más se encarga de llevar tu equipo de camping y prepararte la comida.

Finalmente, antes que se termine la tarde del sábado 20 el clima se mejoró, y tuvimos un atardecer espectacular.  Las nubes y la cumbre del Yanahurco (ahora llamado Quilindaña) se pintaron de color taxo.  Se despejó el cielo, el Cotopaxi se mostraba de vestido largo, y hasta los venados bajaron a comer en las cercanías del campamento.  Había 5 venados pastando en los alrededores. 

Al día siguiente amaneció nublado, la preocupación y la disyuntiva sobre si partir o no, era una constante.  Finalmente se dio la partida poco antes de las 10 de la mañana y los ciclistas se enrumbaron a la temida cuesta del Morro. Único tramo (de 12 Km.), que se ha mantenido constante y sin variaciones en las 6 ediciones de la Vuelta al Cotopaxi.  Esta famosa cuesta todos los años pone a prueba al todos los ciclistas.  Muchas veces la carrera se ha decidido en esta cuesta.  Esta particular subida, que no llega a ser ni si quiera un sendero, te lleva hasta los casi 4200msnm, en un collado junto al cerro El Morro.  Hay por lo menos dos secciones de casi 1km de distancia cada una, que son literalmente imposibles de pedalear en su totalidad.

Pasado el Morro viene un rápido y largo descenso, a partir del cual, año tras año se han realizado interesantes modificaciones.  Este año los ciclistas se encontraron con un sendero y estrecho camino de un 15 % a 20% de gradiente difícilmente pedaleable, que resultó divertido e interesante por su efecto en la tabla de posiciones. 

Al final, poco más de 130 (de 200) equipos llegaron a la meta.  Felicitaciones a todos porque este año la Vuelta al Cotopaxi fue épica.

Si quieres ver los resultados de la carrera, puedes verlos en estos enlaces:

 

 

 

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